Aquel reino era un bingo. Sus jerarcas habían conseguido de nuevo el poder en 2007 tras un golpe de estado encubierto que el socialismo navarro nunca quiso explicar. España entera era una ciénaga a punto de estallar y el deseo de enriquecerse a golpe de corrupción no cesaba. Quienes administraban aquel viejo reino se sabían de memoria los caminos. Y se entregaron a una megalomanía foral sin límites. Constructores, intermediaros, banqueros, librecambistas, estraperlistas de ocasión, políticos de bajura, todos disfrutaban de la excelencia de un feudo al que sólo le faltaba un scalextric. Y en 2007 se pusieron manos a la obra. El Gobierno de UPN proyectó un circuito de carreras en Los Arcos. Se lo encargó a un tal Samaniego al que avaló. Como las cosas ya iban mal, la empresa entró en barrena y el Gobierno tuvo que rescatar, con dinero de sus súbditos, a la sociedad privada. Así en 2008, el 95% del capital de Circuito de Los Arcos S.L. era capital público, o sea de todos, y el 5% del tal Samaniego. Las obras costaron 62 millones de euros y para hacer frente a ese gasto, el reino se endeudó hasta las cachas. A eso los jerarcas lo llamaron pérdidas públicas amortizables. Todavía no se sabe quien fue el lumbreras que se lo puso en bandeja a constructores, chantajistas, banqueros y demás gremios de la barra libre. La gracia lleva acumulados 9,8 millones de pérdidas y un préstamo pendiente de otros 31 millones. Pero de esto nadie responde.
Ahora UPN ha decidido privatizar el scalextric de Los Arcos. Se lo ha adjudicado a Los Arcos Motosport, firma que pagará un alquiler de 1,3 millones de euros. Servidor no acaba de entender cómo algo que ayer hacía aguas, mañana será rentable en manos privadas. Aunque algo sospecha. Y eso es justamente lo que su director, José María Rubio, dijo el otro día en la SER; que no entendía cómo esa idea había perdido dinero. Qué ahí estaba él para reflotarla. Rubio, además de carreras, nos ofrece una escuela de seguridad vial, otra de conducción deportiva, un centro de formación integral del deporte del motor y hasta un museo. Eso es justo lo que nos hace falta, sí señor, con dos. Todo ello suscribiendo convenios con el Departamento de Educación y con las universidades. Y aquí, amiguitos y súbditos está el truco. Esta empresa privada "compra" a la baja una opción de negocio que fue pública y deficitaria y ahora la reflota. Pero no sólo con su dinero, sino con parte del de todos. Porque el préstamo sin devolver no lo asumirá la empresa. Pero más aún. El departamento de Educación y la UPNA, estrangulados por los recortes, costearán de manera indirecta si se llevan a cabo esos proyectos, cursillos de velocidad, juegos de pilotos y experimentos del motor varios. Vale majetes. Estamos hasta el gargantón de recortes públicos y nos queréis vender una milonga privada sin interés social alguno. Pero además, pagándola entre todos. Ahora entiendo la idea, Rubio.
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