Ir al contenido principal

ETA ha muerto, el PP quiere resucitarla



ETA ha muerto. Pero el PP quiere resucitarla. O al menos eso es lo que pareciera dada la política de orden público de los últimos meses en Euskalherria. Me refiero a las actuaciones judiciales contra jóvenes encausados o imputados por su pertenencia a Segi. Y contra Herri Harresia (muro popular), iniciativa social que pretende proteger a los encausados para evitar físicamente su detención 
La sociedad  es consciente del enorme esfuerzo que va a suponer normalizar la situación política y social del País Vasco. Hacer duelos, renunciar a la venganza, normalizar los discursos, convivir con víctimas y verdugos, cerrar páginas, abrir procesos, dimitir de convicciones, vivir de renuncias, encarar el futuro al fin. Esto es lo que nos espera. Más no esperemos que sea fácil. Ni para la izquierda abertzale, ni para el aparato jurídico-policial español. No va a ser fácil para nadie. Los años de plomo pesan sobre toda la sociedad. Pero el PP se empeña en enrocarse en un permanente conflicto. Sumergirse y regodearse en la perpetuación del mismo. En el olor de la sangre.  Porque  le resulta  rentable. Porque el PP y la gran derecha unionista no puede vivir sin él. Fue y es su sustento, como una adicción perversa. Porque ante la falta de violencia física de ETA, el PP necesita reactivar  sus cenizas, reinventar sus sombras, revivir sus fantasmas. Volver al viejo lema: Todo es ETA. Y si falta ETA necesitamos reinventarla. Con nuevos discursos, simbolismos, imágenes distorsionadas o ideas-fuerza que rentabilicen el crédito pasado. Y Herri Harresia o Segi, o todo lo que huela a abertzalismo, es sinónimo de ETA. Y si no lo es, será. Por ordeno y mando  de un discurso manipulador y una gestión de la justicia contaminada de venganza revanchista.
El PP se muere lentamente en las urnas. O al menos está tocado. Y lo sabe. Sabe que  su política social y económica está hundida. No da más de sí. Y eso tiene un precio. Volver al desempleo político, a la oposición aislada. Así que solo echando mano de ETA, el producto estrella de la manipulación y la más rentable idea-fuerza electoral,  el PP volverá a convencer, a ser creíble. Lo necesita para tapar los enormes agujeros negros abiertos en la sensibilidad de la gente tras la gestión nefasta de una crisis abierta y cerrada en falso. Pero ello precisa de una escenificación y un escenario. Ese escenario es la vuelta a la tensión, a la persecución,  a la criminalización política injustificada, al conflicto eterno, a  la provocación a la izquierda abertzale y la ciudadanía en general. Esto vende como producto emocional de  consumo populista. Es rentable y convence a un electorado anestesiado y  necesitado de proezas apasionadas ante la  falta de una auténtica gestión de la crisis. Pero más aún, transmuta los problemas reales y recentra los polos de atención sobre  el  viejo problema del terrorismo tratando de resucitarlo como prioridad política y social. Eso dará un respiro al tocado PP.  
Ha arrancado en la Audiencia Nacional un macro juicio contra  cuarenta jóvenes por pertenecer a la organización Segi. No hay pruebas de delitos consumados más allá de su  militancia. Se trata de ideólogos molestos, independentistas radicales, jóvenes idealistas. Gentes que ejercen su derecho a pensar libremente aunque lo que rumien moleste, incordie, no suene bien y hasta incomode su protesta en el  límite. Sin más. Podrá pensarse mal acerca de ellos. Maldecirlos incluso. Pero ello no es razón, aunque sea de Estado, para perseguirlos como  delincuentes. Porque no lo son.
A veces he imaginado a los militantes de ETA desfilando  con sus armas al hombro por el Paseo de Sarasate de Pamplona. Van hacia  el  kiosco central  de la Plaza del Castillo. Una vez allí, tras un discurso solemne y una no menos declaración, comunican su disolución, renuncian a ETA y  entregan las armas. Acto seguido, se entregan a  la justicia en un acto de fe profunda en el nuevo tiempo. Esto, más o menos,  es lo que  les  pide la ultraderecha mediática,  la derecha política y  el aparato jurídico español.  Pues ni aún así. El PP y  el poder judicial no aceptarían ese acto de indulgencia pública ni ese  escenario de arrepentimiento. Ni ese ni ninguno. Nada sería suficiente.  Porque ETA  es un activo, un valor de cambio. Ha sido y es el pecado que ha dado de comer a los que   la condenan. Nada más. Por eso hay que resucitarla. Como sea. Porque a alguien le sirve más viva que muerta. Porque el PP pareciera abonado al placer del pensamiento fúnebre. 













Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Ego, las trampas del juego capitalista

"Es hora de pensar en una vía de salida, de nuevos modelos altruistas y de colaboración que no conviertan cada uno de los aspectos de nuestra vida en una ecuación matemática". Porque la codicia y el juego son estímulos suficientes para el juego d ella vida.  Conjuguen esta lectura con la serie, Juego de Tronos y verán como lo que nos mueve, en una u otra dirección es el miedo. Como dice Jesús Aller " Nadie entiende lo que ocurre y los políticos que están a cargo del asunto se refugian en clichés:  “No hay alternativa” ,  “Si fracasa el euro, fracasa Europa” . La realidad es que han perdido el control, porque lo que se despliega son simplemente las estrategias de una guerra no declarada entre los estados y las entidades globalizadas del mercado financiero, que actúan simbióticamente con el gobierno de Estados Unidos. La última crisis no fue en este sentido una situación excepcional, sino una batalla más del conflicto.   Los políticos aceptan que en este enfrentamient