La TV pública, la 1, a falta de dignidad y rigor, echa mano de la manipulación apelando a la conciencia individual para resolver la grave crisis social y económica que sufre el reino de España. Si a todo ello se añade una pizca de compromiso ético-social de obligado cumplimiento y otra de voluntad devota, el coctel está servido. Entre Todos es un programa que comenzará, dicen, la semana que viene para tratar de ayudar a los demás, a esa gente a la que el mundo se le ha venido encima, como si ello hubiera ocurrido por arte y gracia de su propia incapacidad, o por un golpe de mala suerte, o porque las cosas se han torcido para esa persona incapaz de saber gestionar su presente.
Entre Todos se presenta como un programa atrevido, necesario
para plantarle cara a la crisis. Pero no lo es, es pura basura social, una
perversión audiovisual con una dosis mortífera de corrupción analítica y con
una puesta en escena al dictado del
Evangelio de san Lucas y la aliteración sin compasión de las
virtudes teologales.
Entre Todos es un programa de autoayuda
pervertido porque quiere auxiliar desde la más bastarda solidaridad, esa que
solo parte de la posición individual sin tener en cuenta a los culpables y
responsables de esta crisis, porque obvia nombrarlos y sin atreverse a decir
porqué hemos llegado hasta aquí.
Entre Todos forma parte de esa estrategia de individualización de la crisis -si uno
está en paro es su culpa- y de la búsqueda de soluciones falsas, al margen de
lo colectivo, del nosotros combativo relegado a la ultratumba de la historia.
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