Para el PP, Gibraltar es un chollo. Está siendo un chollo mediático, emocional y patriotero. También una oportunidad para ocultar las propias vergüenzas, las de dentro. Ya ocurrió con Perejil, aquella isla de chichinabo que asaltó la Legión en 2002 a golpe de cabra mecánica. Las autoridades españolas braman contra Gibraltar y sus políticas fiscales, contra el contrabando, contra todo lo que no son capaces de bramar aquí, ni de nombrar, ni de poner en tela de juicio de puertas adentro, donde la vergüenza se cuece a fuego lento. A España le da igual lo que se haga en Gibraltar. Siempre le ha dado igual. Incluso participa y ha participado con el silencio cómplice de todo cuanto critican ahora las autoridades españolas. Ahora, unos cuantos pedruscos volcados a un mar plagado de cadáveres en busca de las tierras prometidas resulta que son de vital importancia. ¡ Farsa de país y de gobernantes ¡
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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