Yolanda Barcina, presidenta del Gobierno de Navarra, de Unión del Pueblo Navarro, una canongía disfrazada de regionalismo casposo del PP ha dicho esto: me preocupa demostrar mi inocencia. Por aquello de que en este momento está imputada en un caso de corrupción por el cobro de dietas indebidas de la antigua Caja Navarra. A mi no, a mi no me preocuparía demostrar mi inocencia. Y es que si me preocupase, como a ella, es señal de que la estoy poniendo en entredicho. Que dudo mi mismo. La Presidenta se acusa sola o lo que es lo mismo, excusatio non petita accusatio manifesta. Y es que hay cosas que conviene recordar. Ella, sola y en compañía, repitió hasta el hartazgo que a la gente de Batasuna, de Sortu o de las sucesivas marcas abertzales, no les bastaba proclamar su inocencia. Había que probarla a sangre y fuego, demostrarla pasando por el juzgado de guardia de la moral y arrepentimiento como dios manda. A la izquierda abertzale se les denegó - y todavía se les niega- toda posibilidad de demostrar su inocencia. Porque nunca se les otorgó el beneficio de la duda, más bien les adjudicó por decreto el beneficio de la sospecha. Y si ese argumento es valido para utilizarlo contra unos, también lo es para aplicárnoslo a nosotros mismos.
Yolanda Barcina, presidenta del Gobierno de Navarra, de Unión del Pueblo Navarro, una canongía disfrazada de regionalismo casposo del PP ha dicho esto: me preocupa demostrar mi inocencia. Por aquello de que en este momento está imputada en un caso de corrupción por el cobro de dietas indebidas de la antigua Caja Navarra. A mi no, a mi no me preocuparía demostrar mi inocencia. Y es que si me preocupase, como a ella, es señal de que la estoy poniendo en entredicho. Que dudo mi mismo. La Presidenta se acusa sola o lo que es lo mismo, excusatio non petita accusatio manifesta. Y es que hay cosas que conviene recordar. Ella, sola y en compañía, repitió hasta el hartazgo que a la gente de Batasuna, de Sortu o de las sucesivas marcas abertzales, no les bastaba proclamar su inocencia. Había que probarla a sangre y fuego, demostrarla pasando por el juzgado de guardia de la moral y arrepentimiento como dios manda. A la izquierda abertzale se les denegó - y todavía se les niega- toda posibilidad de demostrar su inocencia. Porque nunca se les otorgó el beneficio de la duda, más bien les adjudicó por decreto el beneficio de la sospecha. Y si ese argumento es valido para utilizarlo contra unos, también lo es para aplicárnoslo a nosotros mismos.
Comentarios
Publicar un comentario