Dos iniciativas culturales, para más señas,
librerías de Pamplona, están siendo, a mi parecer vanguardia y, además santo y
seña de una revolución silenciosa, la de la nueva socialización de conocimientos y de transferencias de
experiencias en los más variados ámbitos del arte y la cultura. Auzolan, esa librería casi de toda la vida de Pamplona, ha puesto en marcha foros y espacios de lectura comunitaria, reflexión y
dinamización que van más allá de la venta individualizada del saber y de la
cultura. Quiere, a través de puesta a disposición
del gran público, servir como espacio de reflexión al servicio de la comunidad
ante la imposible, al parecer, reflexión desde los espacios públicos que niegan
o dificultan reiteradamente toda posibilidad de pensar, reflexionar y resistir.
Por otro lado, La Hormiga Atómica, esa
librería-café de la calle Curia, donde confluyen nuevas miradas de hacer barrio
y negocios, se ha configurado como
un espacio reivindicativo donde confluyen experiencias varias y donde se puede
encontrar un amplio abanico de sensibilidades sociales y culturales que están enriqueciendo
el espacio cultural de esta Iruña sometida a intenso apartheid
cultural institucional. Ambas referencias pelean contra corriente pero se han
adueñado de no pocas ilusiones y proyectos varios que pretenden cambiar la
mirada para afrontar este presente arrasado e inmisericorde. Desde aquí mi
felicitación a ambas aventuras.
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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