Si
todo sale como está previsto, no en el guión, sino en la perversa agenda del socialismo navarro, la
moción de censura contra la Presidenta, fracasará. Porque ellos, los
socialistas, volverán a sostener un
régimen, que no ya un gobierno, que se
ha convertido en personalista. Nadie sabe, o sí, a cambio de qué lo van a
hacer. La sola explicación de no apoyarla porque es Bildu quien la promueve, no
se sostiene. Otra cosa es que ellos necesiten esa explicación para evitar
resolver su contradicción y conflicto
interno. Y si realmente es así como expondrán su negativa, los socialistas
navarros deberían revisar su ética y responsabilidad. Esa de la que tanto alardean.
Por un lado, los socialistas navarros exigen formalmente la
dimisión de Barcina, pero por otro impiden esa posibilidad, que se efectuaría
de hecho si apoyasen la moción. Dicen
que porque Bildu no tiene su confianza. Como si aún persistiera en este grupo,
un pestilente olor a podrido o un virus político que requiriera de una permanente
cuarentena.
Me pregunto entonces qué priorizan. La dimisión política de la Presidenta y la
posibilidad de un nuevo ciclo político en Navarra, o la protección de su postizo orgullo
incontaminado de bildulismo. Porque
pareciera que solo les importan los medios, no los fines. Sabiendo que esos
medios son absolutamente legales y que el fin coincide con sus planteamientos.
En todo caso, el candidato propuesto podría convocar nuevas elecciones –aspecto
a pactar- y la posibilidad de que todos los grupos pudiesen medir el grado de
confianza que tienen hoy en la ciudadanía. Pero creo que esto es lo que
realmente frena al socialismo navarro. El miedo a la hecatombe.
Ya sabemos que el socialismo navarro lleva tiempo jugándose
el prestigio y la reputación. Este nuevo apoyo a la Presidenta generará nuevas
evasiones de confianza y de votantes. ¿Es que nadie ahí dentro ve que van hacia una
inmolación sin retorno? Pues no. Parece
que no. O quizá solo esperan a que escampe.
Personalmente creo esta moción de censura no será un
fracaso político de la oposición. Tampoco una victoria de la Presidenta. La
Presidenta sabe , en su más insondable intimidad, que no saldrá victoriosa. Su
victoria será escenográfica, pero no política. Porque será una victoria
pírrica. Porque contará con el apoyo del
grupo político más deslegitimado socialmente. De quien, sin tener refrendo social, utiliza su poder de forma bastarda para
sostener a quien está deslegitimado y sin posibilidades de ejercer el control del
Parlamento. Y ambos saben, tanto Barcina como Jiménez, que solo pactando de nuevo, sostendrán a precario esta Comunidad que cada día les rechaza más y
más. Tal vez es lo que hoy ambos desean.
Pero eso, a medio plazo, no es una buena inversión. Para ninguno de los dos. Tal
vez la dosis de corrupción no ha hecho más que empezar en Navarra. Tal vez la
presión de Rajoy aumente en los próximos meses forzando nuevos desafueros en
nuestra Comunidad. Sostener ese estado de tensión e inseguridad -con la presión de las recientes imputaciones-
es pactar con la muerte política. Y sustentar un gobierno bajo sospecha es
prevaricar. Pero más grave aún, es
atentar contra la dignidad de la
política y de la responsabilidad en el ejercicio del poder. Pero quizás eso ya
no les importe tanto.
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