Ir al contenido principal

A vueltas con la revuelta


La verdad es que no sé qué  hay de real en todo esto. Porque  la calle ha vuelto a llenarse. Pareciera que recuperase el brillo de antes;  la gente ha vuelto a juntarse, las pancartas se agotan,  la utopía ha resucitado, el desencanto, parece, que pasó a mejor vida, incluso la violencia social ha vuelto a reivindicarse. Hartos de ver como a diario las líneas rojas se sobrepasan hasta dejar un reguero de sangre, de ver cómo la crisis es solo la excusa de la nueva dominación; los movimientos sociales mueven y remueven sus placas tectónicas. Cada día surge un grupo, un colectivo profesional, una asociación, una entidad que moviliza, que convoca, que grita y reivindica, que trata de unir contra esta carnicería sin piedad. La calle está llena de mesas con firmas, gentes  que promueven tal manifiesto, cita, concentración o incluso hay quien resucita  el frente popular para cambiar de régimen.  Y es que pareciera que estamos a punto de la revuelta, del estallido social. Y me pregunto si es real, si esto va en serio o son amagos  enrabietados fruto de la desesperanza creciente y sin fin.
Sí, es verdad, el nivel de movilización está alcanzando cotas inimaginables hace tres años. Incluso quien estaba dormido, despierta de su letargo. En medio, los partidos políticos asisten atónitos ante tamaña demostración de fuerza e ilusión. Sus esquemas se han visto superados. Nadie sabe a dónde va a ir a parar toda esta nueva euforia desordenada. De esta casi olvidada capacidad de reclutamiento y congregación, porque en medio de este lodazal, de esta mezcla de ilusión y  desolación ilimitada, surgen dificultades y dudas y resistencias. Ya lo decía la pintada: Ahora que sabíamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas. Y el qué hacer nos pilla un poco desenfocados. Más aún, el poder, el de verdad, no la clase política hegemónica, tiene una enorme capacidad de absorción de las resistencias. Como dice el historiador J. Fontana,  que las cosas vayan a peor no es imposible. Porque a lo único que el poder tiene miedo es a que las reglas del juego se vean amenazadas. ¿Estamos ahí?

Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Ego, las trampas del juego capitalista

"Es hora de pensar en una vía de salida, de nuevos modelos altruistas y de colaboración que no conviertan cada uno de los aspectos de nuestra vida en una ecuación matemática". Porque la codicia y el juego son estímulos suficientes para el juego d ella vida.  Conjuguen esta lectura con la serie, Juego de Tronos y verán como lo que nos mueve, en una u otra dirección es el miedo. Como dice Jesús Aller " Nadie entiende lo que ocurre y los políticos que están a cargo del asunto se refugian en clichés:  “No hay alternativa” ,  “Si fracasa el euro, fracasa Europa” . La realidad es que han perdido el control, porque lo que se despliega son simplemente las estrategias de una guerra no declarada entre los estados y las entidades globalizadas del mercado financiero, que actúan simbióticamente con el gobierno de Estados Unidos. La última crisis no fue en este sentido una situación excepcional, sino una batalla más del conflicto.   Los políticos aceptan que en este enfrentamient