Llueve a mares, a ríos, a charcas, y a charcos. Llueve sobre una ciudad incendiada de ira. Ennegrecida por la umbría política. Dicen que la lluvia amansa. Pero no lo suficiente como para que miles de personas en Pamplona hayan acudido hoy al reclamo de Kontuz, un colectivo de personas que últimamente viene poniendo contra las cuerdas a UPN, principal partido de la derecha navarra, así como a alguno de los dirigentes de la finiquitada CAN (antigua Caja Navarra) hoy en manos de La Caixa. A esta convocatoria se han unido decenas de organizaciones políticas y sociales para exigir la verdad sobre lo ocurrido en la entidad financiera y pedir que se depuren responsabilidades.
Sánchez Ostiz, el escritor navarro más incómodo en la actualidad, ha leído el comunicado final. Más bien parecía un pregonero encabronado. Y no le falta razón. Pero también un gigante de la palabra bien dicha. Con ejecución suprema. Hacía tiempo, mucho tiempo, que no sentía que un comunicado realmente llegaba al corazón de la gente. Hacía tiempo que la palabra política no se hacía arte. Una traca final llena de rabia inclemente contra una clase política que se llama andana.
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