Foto: Canet de Mar (Barcelona, 1 diciembre de 2012)
En medio de la basura mediática que, desde su sede imperial despliega el gobierno del PP, no es de extrañar que cada vez más, no sólo muchos catalanes y catalanas quieran darle un corte de mangas al Estado español, también muchos vascos, incluidos navarros, y tal vez otros pueblos sin reconocimiento. Lo de querer abandonar este barco a la deriva llamado España, ya no es tanto una cuestión de identidad, ni tampoco por aquello del nacionalismo periférico sin reconocimiento. Ya no. El PP está creando más independentistas que Jiménez Losantos tras el calentón de cada mañana. El no querer no saber nada de España es una cuestión de dignidad. De sentido común, de estar hartos de un presente arrasado en la ciénaga de la mentira constante del PP. Porque lo grave no es ya mentir, sino hacerlo intencionadamente a sabiendas de que solo mintiendo, el PP garantiza su más que cuestionada legitimidad. Nada más patético que llamar blanco a lo negro y negro a lo invisible. El PP hace de la mentira virtud, como si sólo mintiendo lograra salvarse a sí mismo. Porque nadie más que ellos mismos esperan su salvación. Porque para eso se emplean con ferocidad, para exonerarse de toda culpa.
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