Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2013

Literatura contra la crisis

Juan Madrid ha publicado Los hombres mojados no temen la lluvia , en Alianza. Un relato de la corrupción ambientado en el Madrid de Esperanza Aguirre. Una historia de políticos de doble moral y doble verdad. Muy propia de los tiempos. Y es que empiezan a emerger relatos sociales que cabalgan a lomos de la crisis y la corrupción. Y sobre las idas y venidas de un sistema que hace aguas.  Habría que analizar con detenimiento   el alcance de esta propuesta narrativa y las posibilidades de incidencia, no ya  como arma de combate, sino como propuesta literaria. Rafael Chirbes con La otra orilla , su nueva novela después de la exitosa Crematorio , llega como un bombazo al corazón de la codicia de tiempos pasados y presentes en esta España en venta y reventa. Antonio Prometeo Moya con La muerte de un ciudadano por encima de toda sospecha , ya aventuró en ese texto de excelente trazado, la corrupción de que es acusada la familia Puyol. Y otro Rafael, esta vez Reig, con su Lo q

6.202.700

Seis millones largos, de vidas truncadas, de engañados y engañadas, de supervivientes, de gentes que sobrepasan su propia capacidad de aguante, de subsidiados y estigmatizados, de inclementes con   su vida por decreto, a pura fuerza. Seis millones y pico de biografías segmentadas, de recorridos truncados. Y todo por qué y para qué. El por qué ya se lo saben, el para qué también. Para pagar el precio de una sobresalto que nunca decidieron. Así que   sobran las explicaciones. Explicaciones bien sostenidas por la lógica económica pero que no llegan a satisfacer la duda del porqué a mí sí y no a él, al que generó esta carnicería social. A los genios equivocados, a los supremos usureros. Así que   a ellos y a ellas esto no les sirve. Porque esos seis millones y pico de epitafios sociales quieren volver a la centralidad de la que un día fueron expulsados, a formar parte del imaginario social, a la posibilidad de recuperar su protagonismo perdido. Robert Castel, ese gran pens

Contra la soberbia

Miguel Sanz no durmió bien la noche del jueves 11 de abril al viernes 12. Ese día, viernes de pasión para él,   declaraba como imputado por el cobro de dietas en la antigua CAN. Se acostó ya inquieto, no cenó y un murmullo interior, cercano al desasosiego le invadió mientras apuraba un vaso de leche caliente que le había preparado su esposa Villar. Apenas dijo nada y la mirada fija de su entrecejo  se confundía en las sombras de una noche que se avecinaba larga. A las tres y cuarto   de la madrugada, sudoroso, se despertó agitado por un sueño extraño y cruel. Sus amigos más íntimos   le estaban azotando con látigos de brea incendiada mientras su cuerpo desnudo   colgaba de un árbol muerto y sin hojas. Ya no logró conciliar el sueño mientras  se removía incesante en la cama empapada por las secreciones que producen los miedos de dudosa procedencia interior. Apenas se reconocía. Se levantó a las 6,30, el sol todavía no lucía aquella mañana, y él se preparó un café car

Cerca de la apoteosis

Al comienzo de esta crisis, quizás algo más avanzada, cuando la saturación de excrementos inundaba ya  la vida política y social,  leí una columna de Manuel Vicent que venía a decir que, agotada la crítica, por exceso,  a las instituciones enmarañadas en la red de animadversión popular, de los políticos, sus gestos, sus actitudes, sus actos y agotado también el análisis empírico  de la realidad, porque ya sabemos qué pasa, por qué pasa y cual es el fondo más negro de los comportamientos de cada uno de los corruptos que nos gobiernan y adoctrinan desde sus púlpitos mediáticos, agotada esta vía de entendimiento de la realidad, decía Vicent,  solo cabía la literatura como acto de salvación, como acto explicativo y expiatorio de una realidad nueva e inaccesible cautiva en  su escoria desoladora. No fui capaz de seguirle. Me negué a creer que la literatura, por si sola, con su capacidad de remover y construir mundos nuevos, pudiese no ya explicar, sino apaciguar el deseo de

Navarra: moción de censura

Si todo sale como está previsto, no en el guión, sino en la   perversa agenda del socialismo navarro, la moción de censura contra la Presidenta, fracasará. Porque ellos, los socialistas,   volverán a sostener un régimen, que no ya un gobierno,   que se ha convertido en personalista. Nadie sabe, o sí, a cambio de qué lo van a hacer. La sola explicación de no apoyarla porque es Bildu quien la promueve, no se sostiene. Otra cosa es que ellos necesiten esa explicación para evitar resolver   su contradicción y conflicto interno. Y si realmente es así como expondrán su negativa, los socialistas navarros deberían revisar su ética y responsabilidad. Esa de la que tanto alardean. Por un lado, los socialistas navarros exigen formalmente la dimisión de Barcina, pero por otro impiden esa posibilidad, que se efectuaría de hecho si apoyasen   la moción. Dicen que porque Bildu no tiene su confianza. Como si aún persistiera en este grupo, un pestilente olor a podrido o un vi